Respuestas e historias.
Aquellos a quienes la ciencia contradice o no se sienten colmados si no es mediante una respuesta última a cada pregunta suelen alegar a propósito de algunos temas en controversia que la ciencia no tiene explicación para ello. Es una variante del argumento de
"la Ciencia no lo sabe todo".
Algunos ejemplos son la aparición de la vida a partir de la materia inorgánica, la aparición de la reproducción sexual y otras cuestiones de ese tipo. Se pretende negar, en el caso de la Teoría de la Evolución, toda validez a partir de una cuestión pendiente. El sentido en que se objeta este tipo de dificultad es el de oponer a una teoría científica con lagunas, una teológica, filosófica o pseudocientífica completa, con todas las respuestas.
Es evidente que hay trampa en este recurso. A la ciencia se le exige una respuesta que cumpla todos los requisitos propios del método, mientras que ellos se permiten respuestas con criterios laxos. No parecen entender que se debe escoger un solo criterio para compararlas.
Con el criterio científico, aquellas respuestas especulativas han de ser descartadas necesariamente y la cuestión sería la que desde el ámbito científico se plantea: todavía no existe una respuesta.
En cambio, si se usa el criterio laxo que se permiten los oponentes de campos extracientíficos la situación es muy curiosa. Resultaría que todos hemos encontrado por fin la respuesta, religiosos, filósofos, defensores de pseudociencias y... científicos. En realidad nos encontrariamos con una superproducción de respuestas, todas acabadas, perfectas y, para que no falte donde elegir, contradictorias entre sí. Si a alguien le parece insatisfactoria semejante situación quizá se pregunte si no debiera establecerse un criterio objetivo que permita discernir entre tanta respuesta. En ese caso, sea bienvenido al mundo del método científico.
Decía que en el caso de renunciar a los criterios rígidos del método científico, los propios científicos tendrían respuestas. Me explico.
Pongamos el caso de la aparición de la vida. Las explicaciones extra científicas sobre esta cuestión son historias más o menos consistentes que dan cuenta de ello mediante recursos narrativos que hacen encajar todas las piezas forzandolas lógicamente sin referencia empírica directa. Las mejores de ellas carecen de contradicciones internas y tratan de conciliar el mundo directamente sensible con sus explicaciones de manera más o menos afortunada.
Pero resulta que los científicos también tienen sus propias historias, aquellas que ellos llaman hipótesis y que, de verse libres de la referencia empírica directa se convertirían en las más sólidas, consistentes y poderosas de entre todas las existentes.
La Sopa Primordial de Oparin y sus coacervados, el Polímero Primordial de John Bernal, el Mundo de los ARN o el de los análogos derivados del glicerol pueden dar cuenta del origen de la vida de manera mucho más convincente que los seres sobrenaturales, las razas extraterrestres o las fuerzas vitales.
Puestos a escoger, tenemos la hipótesis de Kauffman. Afirma este científico que los modelos informáticos con los que ha trabajado muestran que cualquier sistema con suficientes componentes e interacciones tenderá espontáneamente hacia un estado de organizada complejidad con propiedades emergentes. Según esta idea, la vida y la propia química orgánica, pudieran ser una consecuencia de reglas matemáticas universales que gobiernan el comportamiento de todos los sistemas complejos,al margen de cuales fueran sus componentes. Tengamos en cuenta que la única objeción que se le puede hacer a esta idea es que, como dijo Maynard-Smith, se trata de ciencia sin hechos, modelos matemáticos que no se basan en hechos verificables, exactamente igual que las historías extra científicas, pero de plena procedencia científica.
Si bastara con una historia plausible, las científicas son las más competentes en ese sentido, dando respuesta a cualquier interrogante. Cairns-Smith propuso una hipótesis que tiene la virtud de enlazar con la teoría de la evolución de una manera elegante y simple, planteó que los precursores de la vida fueron cristales microscópicos de arcilla que se reprodujeron siguiendo el proceso habitual de crecimiento de los cristales. La mayoría de los cristales están configurados por patrones de dislocación siguiendo la estructura ordenada de sus átomos, muchas de las cuales se extienden al crecer el cristal. Si el cristal se rompe, cada fragmento puede heredar la estructura, incluso con pequeñas modificaciones, tal y como ocurre con los genes. Si esta hipótesis no es presentada como una teoría o modelo científico es debido a que no hay evidencia empírica que la apoye. Suprimamos esa exigencia y ya tenemos respuestas desde el bando científico con una solidez mayor que las de las historias habituales.
Las exigencias de rigor metodológico en la Ciencia no se deben a una incapacidad de sus practicantes para imaginar respuestas, esa es una necesidad muy deseable en la contrucción de hipótesis. Esas exigencias se deben a que son la mejor forma descubierta hasta ahora para discerinir entre verdaderas respuestas y simples historias.
"la Ciencia no lo sabe todo".
Algunos ejemplos son la aparición de la vida a partir de la materia inorgánica, la aparición de la reproducción sexual y otras cuestiones de ese tipo. Se pretende negar, en el caso de la Teoría de la Evolución, toda validez a partir de una cuestión pendiente. El sentido en que se objeta este tipo de dificultad es el de oponer a una teoría científica con lagunas, una teológica, filosófica o pseudocientífica completa, con todas las respuestas.
Es evidente que hay trampa en este recurso. A la ciencia se le exige una respuesta que cumpla todos los requisitos propios del método, mientras que ellos se permiten respuestas con criterios laxos. No parecen entender que se debe escoger un solo criterio para compararlas.
Con el criterio científico, aquellas respuestas especulativas han de ser descartadas necesariamente y la cuestión sería la que desde el ámbito científico se plantea: todavía no existe una respuesta.
En cambio, si se usa el criterio laxo que se permiten los oponentes de campos extracientíficos la situación es muy curiosa. Resultaría que todos hemos encontrado por fin la respuesta, religiosos, filósofos, defensores de pseudociencias y... científicos. En realidad nos encontrariamos con una superproducción de respuestas, todas acabadas, perfectas y, para que no falte donde elegir, contradictorias entre sí. Si a alguien le parece insatisfactoria semejante situación quizá se pregunte si no debiera establecerse un criterio objetivo que permita discernir entre tanta respuesta. En ese caso, sea bienvenido al mundo del método científico.
Decía que en el caso de renunciar a los criterios rígidos del método científico, los propios científicos tendrían respuestas. Me explico.
Pongamos el caso de la aparición de la vida. Las explicaciones extra científicas sobre esta cuestión son historias más o menos consistentes que dan cuenta de ello mediante recursos narrativos que hacen encajar todas las piezas forzandolas lógicamente sin referencia empírica directa. Las mejores de ellas carecen de contradicciones internas y tratan de conciliar el mundo directamente sensible con sus explicaciones de manera más o menos afortunada.
Pero resulta que los científicos también tienen sus propias historias, aquellas que ellos llaman hipótesis y que, de verse libres de la referencia empírica directa se convertirían en las más sólidas, consistentes y poderosas de entre todas las existentes.
La Sopa Primordial de Oparin y sus coacervados, el Polímero Primordial de John Bernal, el Mundo de los ARN o el de los análogos derivados del glicerol pueden dar cuenta del origen de la vida de manera mucho más convincente que los seres sobrenaturales, las razas extraterrestres o las fuerzas vitales.
Puestos a escoger, tenemos la hipótesis de Kauffman. Afirma este científico que los modelos informáticos con los que ha trabajado muestran que cualquier sistema con suficientes componentes e interacciones tenderá espontáneamente hacia un estado de organizada complejidad con propiedades emergentes. Según esta idea, la vida y la propia química orgánica, pudieran ser una consecuencia de reglas matemáticas universales que gobiernan el comportamiento de todos los sistemas complejos,al margen de cuales fueran sus componentes. Tengamos en cuenta que la única objeción que se le puede hacer a esta idea es que, como dijo Maynard-Smith, se trata de ciencia sin hechos, modelos matemáticos que no se basan en hechos verificables, exactamente igual que las historías extra científicas, pero de plena procedencia científica.
Si bastara con una historia plausible, las científicas son las más competentes en ese sentido, dando respuesta a cualquier interrogante. Cairns-Smith propuso una hipótesis que tiene la virtud de enlazar con la teoría de la evolución de una manera elegante y simple, planteó que los precursores de la vida fueron cristales microscópicos de arcilla que se reprodujeron siguiendo el proceso habitual de crecimiento de los cristales. La mayoría de los cristales están configurados por patrones de dislocación siguiendo la estructura ordenada de sus átomos, muchas de las cuales se extienden al crecer el cristal. Si el cristal se rompe, cada fragmento puede heredar la estructura, incluso con pequeñas modificaciones, tal y como ocurre con los genes. Si esta hipótesis no es presentada como una teoría o modelo científico es debido a que no hay evidencia empírica que la apoye. Suprimamos esa exigencia y ya tenemos respuestas desde el bando científico con una solidez mayor que las de las historias habituales.
Las exigencias de rigor metodológico en la Ciencia no se deben a una incapacidad de sus practicantes para imaginar respuestas, esa es una necesidad muy deseable en la contrucción de hipótesis. Esas exigencias se deben a que son la mejor forma descubierta hasta ahora para discerinir entre verdaderas respuestas y simples historias.
16 comentarios
jose gonzales -
F:Jose gonzales
Holbach -
Asigan -
Allá ya discutimos hace meses sobre el dilema de Epicuro, y en este blog puedes leer una breve exposición en la sección de Saber-Creer.
Por cierto, Martin Gardner es deísta, ¿lo sabias?.
Holbach -
Para negar la existencia de cualquier ser es fundamental conocer las características atribuidas a dicho ser. Por ejemplo, la existencia del mal es incompatible con el dios supremamente bueno y poderoso de las religiones tradicionales. Este argumento (llamado dilema de Epicuro) lleva a Martin Gardner a afirmar: "Los mejores argumentos están del lado del ateo. El salto a la fe es una irracional, una absurda voltereta mortal del alma que algunas personas no pueden evitar" ('Crónicas marcianas y otros ensayos').
Asigan -
Si quieres y te apetece, te invito a debatir en una comuniad que formamos TIO PETros, VAILIMA y yo mismo, entre otros muchos:
htpp://groups.msn.com/NormasEticas
Abre allí un hilo y lo tratamos con más profundidad
Holbach -
Ten en cuenta, además, que los dioses de las religiones reveladas son seres autocontradictorios, lo cual significa que no pueden existir según la lógica. Por tanto, en el caso de las religiones reveladas la única postura racional es el ateísmo puro y duro. En el caso de las hadas o los unicornios nos tenemos que conformar con decir que 'lo más probable' es que no existan.
Asigan -
A partir de ahí, Asimov, Sagan, tu y yo, nos formamos nuestra cosmovisión, que es materialista. Pero no se basa en una teoría o hipótesis científica, que no existe. Es una extrapolación de la experiencia científica a ámbitos extra científicos. Pero podríamos estar equivocados. Eso significa que Asimov, Sagan y yo nos declaramos agnósticos, aunque evidentemente de fuerte tendencia atea. En realidad, no nos preocupa si Dios existe o no, actuamos como si no exitiera, y eso hace la ciencia.
Se puede y se debe, en mi opinión, ser escéptico respecto a las afirmaciones religiosas tanto como lo somos respecto a las afirmaciones psuedocientíficas. Pero la ciencia no niega la telepatía, o la astrología como posibilidad, lo que niega es que exista la menor evidencia que las sustente. Lo mismo, me parece a mí, se aplica a las creencias religiosas.
Goyo -
Aunque existe una tendencia a no conformarse con esto (entiendo que las hipótesis metafísicas sin más resulten poco satisfactorias) los creyentes más razonables suelen refugiarse en esta metafísica cuando se les confronta con la ciencia. Y no hay forma de sacarlos si no es a navajazos, de los cuales suelen hacer más bien poco caso.
Holbach -
Holbach -
Hay otras creencias irracionales que no son incompatibles con la ciencia (por ejemplo, la creencia en las hadas). Este tipo de creencias debe 'desecharse' recurriendo 'exclusivamente' a los principios de la lógica, entre los cuales se haya la navaja de Occam.
La ciencia es una 'cosmovisión' racional basada en la observación. Y esa cosmovisión tiene un carácter 'materialista'. Asimov, Sagan y la mayoría de los científicos son materialistas. Hay una minoría de científicos 'esquizoides' que son materialistas en el laboratorio y espiritualistas fuera del laboratorio.
Asigan -
Por ello, salvo que con el uso de la palabra "desechar" te estés refiriendo a una posición personal frente a las hipótesis sobrenaturales o extracientíficas, no me parece acertado pensar que la ciencia niega realidad ontológica a esas explicaciones, más bien las considera fuera de su influencia.
Las posturas materialistas, que no son científicas pues en rigor la ciencia no produce cosmovisiones, pueden considerarse como más sólidas y en general salen reforzadas de la aplicación de la Navaja d e Occam, pero no tienen un aval científico en el mismo sentido que lo tiene, por ejemplo, la Teoría Heliocéntrica. No dejan de ser hipótesis, y su estatuto científico es algo más que dudoso. De lo cual se sigue su imposibilidad de contrastación, no su refutación.
Acepto que la filosofía puede revisar las teorías científicas en cuanto tales, su certeza, los aspectos metodológicos, etc. Pero en cuanto a la producción de teorías concretas, las fronteras entre filosofía y ciencia son absolutamente sólidas e impermeables.
Holbach -
Donde creo que TioPetros y tú os equivocáis es al afirmar que "las hipótesis extracientíficas no se pueden desechar". Por ejemplo, cualquier persona racional que analice sin prejuicios la cosmovisión católica la rechazará al comprobar que dicha cosmovisión consiste en una colosal sarta de quimeras. La ciencia y la filosofía son dos campos distintos que se solapan parcialmente: No hay una frontera insalvable entre ellas.
Asigan -
Imagina una Teoría de la Evolución en la que las lagunas pendientes se rellenaran con explicaciones ad hoc, perfectamente lógicas y consistentes. Una Teoría perfectamente acabada que diera respuesta a todo. Es una situación que no es solo perfectamente posible, es que existen hipótesis para cada uno de los problemas pendientes.
Los opositores a la Teoría atacan esta mediante la táctica, entre otras, de poner de relieve las lagunas; lagunas que sus explicaciones rellenan. Pero es que en ese terreno, la situación es la que describo de una Teoría acabada. No es cierto que, si se permite ese tipo de explicación, existan lagunas, hay explicaciones para todas ellas. Explicaciones que, a diferencia de las extra-científicas, son coherentes con las partes de la Teoría empíricamente contrastadas. Lo cual las hace superiores, pues son igualmente lógicas y tienen un cierto vínculo con esas partes contrastadas.
Pues bien, ni siquiera esto las hace admisibles más allá de meras hipótesis. La Ciencia, y no por capricho, precisa de contrastación empírica no de mera especulación por mucha coherencia interna que posean.Así que, respondiendo la pregunta retórica de Tiopetros, pues el sabe la respuesta, las hipótesis extra científicas no se pueden desechar, simplemente no se aceptan, debido a su inmunidad frente a la falsación.
Holbach -
TioPetros -
Pero, ¿cómo desechar una hipótesis extracientífica?
Holbach -