¿Razón contra intuición?
A menudo se intenta oponer al razonamiento argumentado, la observación o la prueba empírica, un tipo de saber adquirido por lo que se llama intuición.
La intuición se aplica a varios ámbitos, ética, estética, etc. Pero me refiero en este artículo a su vertiente cognitiva.
Desde ese aspecto una intuición es una percepción de una verdad de manera instantánea y, sobre todo, inmediata, sin mediación de razonamiento consciente. Ciertos filósofos y con ellos muchas personas que defienden hipótesis extrañas o poco firmes, hacen de la intuición una capacidad de la mente diferente y autónoma del conocimiento sensible o de la razón. Otros, y con ellos la mayoría de los científicos, hablan más bien de construcciones e inferencias veloces y fragmentarias. En todo caso, la intuición se convierte en el cajón de sastre donde se colocan todos los mecanismos intelectuales que no se saben analizar o nombrar con precisión.
Sea como fuere, desde luego la intuición no puede ser un lugar de refugio desde el que toda hipótesis u opinión pueda reclamar tranquilamente su veracidad. Además, acerca de cualquier cuestión pueden darse diferentes opiniones, todas ellas basadas en intuiciones.
O eso se dice, pero se olvida un aspecto crucial de la intuición. Para que algo pueda ser llamado propiamente intuición, debe ser una verdad. Y ello solo puede establecerse posteriormente a su emisión. La veracidad de una afirmación no se concede por ser autónoma e inmediata, o reflexionada y argumentada. La veracidad es algo que se concede tras ser contrastada una determinada afirmación, se obtenga como se obtenga, y solo tras ello podrá decirse que algo ha sido una intuición, cuando se sabe que es cierto lo afirmado.
Por ello, cuando en los debates alguien alega que lo suyo es una intuición, no por ello queda exento de enfrentarse a la contrastación empírica o lógica, al contrario, precisa de ella para poder decir con propiedad que lo suyo fue una intuición, y no una simple conjetura irracional.
La intuición se aplica a varios ámbitos, ética, estética, etc. Pero me refiero en este artículo a su vertiente cognitiva.
Desde ese aspecto una intuición es una percepción de una verdad de manera instantánea y, sobre todo, inmediata, sin mediación de razonamiento consciente. Ciertos filósofos y con ellos muchas personas que defienden hipótesis extrañas o poco firmes, hacen de la intuición una capacidad de la mente diferente y autónoma del conocimiento sensible o de la razón. Otros, y con ellos la mayoría de los científicos, hablan más bien de construcciones e inferencias veloces y fragmentarias. En todo caso, la intuición se convierte en el cajón de sastre donde se colocan todos los mecanismos intelectuales que no se saben analizar o nombrar con precisión.
Sea como fuere, desde luego la intuición no puede ser un lugar de refugio desde el que toda hipótesis u opinión pueda reclamar tranquilamente su veracidad. Además, acerca de cualquier cuestión pueden darse diferentes opiniones, todas ellas basadas en intuiciones.
O eso se dice, pero se olvida un aspecto crucial de la intuición. Para que algo pueda ser llamado propiamente intuición, debe ser una verdad. Y ello solo puede establecerse posteriormente a su emisión. La veracidad de una afirmación no se concede por ser autónoma e inmediata, o reflexionada y argumentada. La veracidad es algo que se concede tras ser contrastada una determinada afirmación, se obtenga como se obtenga, y solo tras ello podrá decirse que algo ha sido una intuición, cuando se sabe que es cierto lo afirmado.
Por ello, cuando en los debates alguien alega que lo suyo es una intuición, no por ello queda exento de enfrentarse a la contrastación empírica o lógica, al contrario, precisa de ella para poder decir con propiedad que lo suyo fue una intuición, y no una simple conjetura irracional.
5 comentarios
matias -
TioPetros -
Sin embargo, creo que la cosa está clara: nada interesante hubiera soñado Kekulé sin horas y horas de trabajo arduo tras de sí. Todos los datos estaban en su cerebro, sólo faltaba la chispa de inspiración para unirnos convenientemente. La intuición perfectamente hubiera podido ser falsa. A posteriori es importante cuando se revela como cierta.
Yo tengo la misma experiencia: horas y horas para intentar entender un teorema matemático jodido, dándome contra la pared porque no lo entiendo.
Y de repente, en la cama, o paseando, o haciendo cualquier otra actividad, ZAS! lo ves todo claro. No creo que haya nada extraño en ello: siemrpe que me ha ocurrido ha sido tras muchas horas de esfuerzo previo...
dob -
Asigan -
En la ciencia hay ejemplos 2gloriosos", como el caso de Kekulé, que extrajo la estructura del benceno de un sueño.Pero lo importante es que existen dos contextos diferenciados, el de descubrimiento y el de justificación. En el primero, toda el campo imaginatico queda abierto, no importa la procedencia de las hipótesis, siempre que en el contexto de justificación esas hipótesis pasen el cedazo de la contrastación.Saludos,Dob.
dob -
que alguien llegue a conclusiones acertadas sin poder ser capaz de explicar como las ha alcanzado, ¿te parece frecuente o inusual?
En ciencia la aproximación intuitiva resulta sospechosa pata mucha gente, ¿qué piensas tú? Desde luego está desprestigiada, y sin embargo me parece tan cotidiana como la serendipity o "chorra" (que ya es frecuente, la jodía...)
Desde luego en arte es el pan nuestro de cada día.